Post by HBF on Dec 16, 2010 21:44:42 GMT -3
Ernesto Villanueva: Reflexiones de un sociólogo.
“En la ultima década la exclusión creció, al igual que lo hizo espectacularmente la matrícula universitaria. ¿Cómo lograr que sectores humildes recuperen en su horizonte la dimensión de la educación superior?”
“A mi juicio, el sistema universitario argentino esta en plena ebullición. En la ultima década ha habido cambios sustanciales; por ejemplo la mitad de los posgrados dictados la actualidad han nacido hace cinco años o menos; hay cierta tendencia hacia la disminución de la duración de las carreras de grado; el programa de incentivos ha redundado en un fuerte impulso a la investigación, se han creado casi cuarenta nuevas instituciones universitarias.... Por supuesto también hay cambios negativos, pero no puede decirse que nuestra universidad esté estancada. Entonces ¿por qué esa sensación de insatisfacción generalizada? Entiendo que deriva de una escasísima discusión sobre el papel de la universidad en los próximos años. Los financiamientos constituyen tan solo unas de las cuestiones a incluir en la agenda. Creo que la Universidad carece de respuestas a varios grandes problemas. En primer término la dificultad que significa el avance arrollador de la ciencia y la tecnología. Los sectores primarios y secundarios han sido conmovidos por muchos niveles de productividad, y ello ha dado lugar a una heterogeneidad estructural creciente del aparato productivo. Por su parte, el sector servicios ha acompañado en menor medida estas transformaciones. A ambos cambios las universidades deben dar respuesta, por un lado con el imprescindible acortamiento de las carreras, de modo tal que el período de mayor capacidad de un ser humano para aprender sea dedicado a empresas generales. Por otra parte, las diferentes productividades llevan a exigencias muy fuertes para los sectores de productividad avanzada, para aquellos rezagados y sobre todo para las tecnologías de gestión, en la que nos estamos quedando peligrosamente atrasados, como en nuestra respuesta a la globalización. ¿Qué significado tiene la globalización en el área educativa? Sólo en la medida en que tengamos una política muy activa al respecto, nuestra inserción puede tener efectos positivos de creación de nuevas esferas de actividad, y no de mera destrucción de las preexistentes. Hay nuevas demandas del saber, nuevos modos de transmitir el conocimiento, pero la educación universitaria está recogiendo esta problemática en muy escasa medida. Es imprescindible fortalecer el sistema de la educación superior no universitario jerarquizado ello generará una oferta académica más diversificada y a la vez servirá para disminuir la presión hacia las Universidades.
La tercera cuestión a la que la Universidad tiene que dar una respuesta, es la de la exclusión social. La historia económica está plagada de situaciones en las que las transformaciones aceleradas de esquemas productivos han significado el sufrimiento de inmensas masas de población. En la última década esta exclusión crecido al igual que lo hizo espectacularmente la matrícula universitaria. ¿Cómo logras que sectores humildes recuperen en su horizonte la dimensión de la educación superior?. A mi juicio, con becas y cargas impositivas especiales para familias universitarias. Estructurar los planes de estudio en módulos anuales o bianuales, para disminuir esa frustración de los que no llegan al título final, también resulta de imperiosa resolución.
Además, hay que atender ala cuestión del nuevo papel del Estado. Es innegable la necesidad de fortalecerlo. “Fortalecer”, no agrandar. En la medida en que las Universidades nacionales, en particular aquellas de dimensiones enormes, no se conviertan en la vanguardia de estos cambios, todo el sistema universitario argentino avanzará a un ritmo menor que el de los demás países de la región. El Estado debe financiar el fortalecimiento de la cuestión universitaria, en particular a algunas instituciones tradicionales que mantiene sistemas de gestión que avergonzarían a los académicos que enseñan Administración Pública en esas mismas entidades. Y financiar también la descentralización administrativa y académica de las instituciones paquidérmicas con la consiguiente mejora en la transparencia y eficacia, tanto en la gasto como en la supervisión de las actividades sustantivas de la Universidad.
La reforma universitaria luchó contra la mediocridad, con la calidad educativa comienza a resurgir como eje en la recomposición, que deja atrás la autocomplacencia para hacer hincapié nuevamente en el esfuerzo cotidiano, que no es otro el secreto trabajo intelectual.”
Fuente: Entrevista a Ernesto Villanueva. Guía de Estudios. Buenos Aires. 1999.
“En la ultima década la exclusión creció, al igual que lo hizo espectacularmente la matrícula universitaria. ¿Cómo lograr que sectores humildes recuperen en su horizonte la dimensión de la educación superior?”
“A mi juicio, el sistema universitario argentino esta en plena ebullición. En la ultima década ha habido cambios sustanciales; por ejemplo la mitad de los posgrados dictados la actualidad han nacido hace cinco años o menos; hay cierta tendencia hacia la disminución de la duración de las carreras de grado; el programa de incentivos ha redundado en un fuerte impulso a la investigación, se han creado casi cuarenta nuevas instituciones universitarias.... Por supuesto también hay cambios negativos, pero no puede decirse que nuestra universidad esté estancada. Entonces ¿por qué esa sensación de insatisfacción generalizada? Entiendo que deriva de una escasísima discusión sobre el papel de la universidad en los próximos años. Los financiamientos constituyen tan solo unas de las cuestiones a incluir en la agenda. Creo que la Universidad carece de respuestas a varios grandes problemas. En primer término la dificultad que significa el avance arrollador de la ciencia y la tecnología. Los sectores primarios y secundarios han sido conmovidos por muchos niveles de productividad, y ello ha dado lugar a una heterogeneidad estructural creciente del aparato productivo. Por su parte, el sector servicios ha acompañado en menor medida estas transformaciones. A ambos cambios las universidades deben dar respuesta, por un lado con el imprescindible acortamiento de las carreras, de modo tal que el período de mayor capacidad de un ser humano para aprender sea dedicado a empresas generales. Por otra parte, las diferentes productividades llevan a exigencias muy fuertes para los sectores de productividad avanzada, para aquellos rezagados y sobre todo para las tecnologías de gestión, en la que nos estamos quedando peligrosamente atrasados, como en nuestra respuesta a la globalización. ¿Qué significado tiene la globalización en el área educativa? Sólo en la medida en que tengamos una política muy activa al respecto, nuestra inserción puede tener efectos positivos de creación de nuevas esferas de actividad, y no de mera destrucción de las preexistentes. Hay nuevas demandas del saber, nuevos modos de transmitir el conocimiento, pero la educación universitaria está recogiendo esta problemática en muy escasa medida. Es imprescindible fortalecer el sistema de la educación superior no universitario jerarquizado ello generará una oferta académica más diversificada y a la vez servirá para disminuir la presión hacia las Universidades.
La tercera cuestión a la que la Universidad tiene que dar una respuesta, es la de la exclusión social. La historia económica está plagada de situaciones en las que las transformaciones aceleradas de esquemas productivos han significado el sufrimiento de inmensas masas de población. En la última década esta exclusión crecido al igual que lo hizo espectacularmente la matrícula universitaria. ¿Cómo logras que sectores humildes recuperen en su horizonte la dimensión de la educación superior?. A mi juicio, con becas y cargas impositivas especiales para familias universitarias. Estructurar los planes de estudio en módulos anuales o bianuales, para disminuir esa frustración de los que no llegan al título final, también resulta de imperiosa resolución.
Además, hay que atender ala cuestión del nuevo papel del Estado. Es innegable la necesidad de fortalecerlo. “Fortalecer”, no agrandar. En la medida en que las Universidades nacionales, en particular aquellas de dimensiones enormes, no se conviertan en la vanguardia de estos cambios, todo el sistema universitario argentino avanzará a un ritmo menor que el de los demás países de la región. El Estado debe financiar el fortalecimiento de la cuestión universitaria, en particular a algunas instituciones tradicionales que mantiene sistemas de gestión que avergonzarían a los académicos que enseñan Administración Pública en esas mismas entidades. Y financiar también la descentralización administrativa y académica de las instituciones paquidérmicas con la consiguiente mejora en la transparencia y eficacia, tanto en la gasto como en la supervisión de las actividades sustantivas de la Universidad.
La reforma universitaria luchó contra la mediocridad, con la calidad educativa comienza a resurgir como eje en la recomposición, que deja atrás la autocomplacencia para hacer hincapié nuevamente en el esfuerzo cotidiano, que no es otro el secreto trabajo intelectual.”
Fuente: Entrevista a Ernesto Villanueva. Guía de Estudios. Buenos Aires. 1999.