Post by Djpuchungo on Sept 18, 2010 22:07:49 GMT -3
Para nuestra investigación nos hace falta primero una referencia a la literatura social, pero antes un postulado: nuestro modelo pretenderá ser el cuerpo. Así la sentencia polémica “nadie sabe lo que puede un cuerpo” también podrá ser “nadie sabe lo que puede una modelización”. Además, se predice el recurso a la violencia física ante la que se ha de defender no nuestro discurso, sino nuestro cuerpo.
Tradicionalmente una sucesión de citas generalmente conocidas entre los especialistas de las universidades, es la forma de presentación de la literatura social, que por contrastable se reclama al nivel de los conocimientos científicos (“duros”) de un momento determinado, acumulativa en investigaciones empíricas y en sus voluminosas conclusiones teóricas. Presupondremos aquí que hemos ido de paseo al futuro y sabemos que el imperio de la letra de molde sobre las ciencias sociales durará lo que tarde un nuevo documento híbrido entre el texto, la imagen y la sonoridad, pero en el presente no acabamos de dar con la manera de actualizar nuestro formato en un revival de los teóricos . Quizás estamos a la espera de un nuevo documentalismo militante.
Escogemos entre los tres autores tenidos por fundadores de la observación del “poliedro social”, a Carlos Marx; y aunque estamos ya demasiado lejos como para pensar que la mayor parte de la realidad se explica desde su bibliografía, la cual conocemos las más de las veces de segunda mano, acordamos que el interés de alguien en la sociedad es inverso al que la sociedad tenga en él, reconocemos la enorme problematicidad de una genealogía tal que Grecia-Italia-Holanda-Inglaterra-EEUU. Sobre todo, el conocimiento objetivo de lo social está condicionado a la participación intencional en la lucha de clases, sólo transformándolo se conoce el objeto; a no ser que esperemos a que una catástrofe “natural” (se incluye aquí la crisis del 2008) nos dé alguna pista sobre qué y quienes le importan a las instancias decisorias. Al respecto, una parte de la problemática, en el paradigma aceptado como inicio de la investigación, que nos aferra en el presente a la forma-libro, posiblemente tenga algo de pretender que el mundo se adecúe a nuestra índole, o sea partícipe de la limitación a la circulación de textos que se ejerce desde la universidad. El documento puede ser hibrido, “entre”, creo que se puede decir “fractal”, y envalentonándome, “turbulento”, que acompañe al flujo como una presencia espantosa que se alimenta de sus propios vectores; pero no me refiero por ejemplo a lo que puede ser un power point, sino que tiene que convulsionar el pecho como Tigh Eyez, y reunir para ello suficiente necesidad y composición, alguien que quiera conocer el estilo de baile llamado Krump. Y no sólo desde una óptica “comprensiva”. Perdón, he dicho “como”, y sobre todo no es “como”, primera regla del devenir: quizás más Tigh Eyez que él mismo. Sólo usándola se conoce la herramienta.
No habría que subestimar en la historia de la ciencia social lo fundacional que ha sido para ella la necesidad de comunicar el trabajo en el sentido social, objetivado en un texto, que ha devenido con nuestro plano cotidiano: ¡ mira que libro he encontrado ! . Podemos encontrar, por ejemplo, en el tradicional intelectual marxista una pasión de higiene desmitificadora que quisiera escapar a su determinación como esfuerzo y disciplina individual. Todas las instituciones tienen algo de esto, además de reprimir y permitir al mismo tiempo una tendencia, como la avidez en la propiedad o el sexo en el matrimonio. Miren como he llegado a criar a mis hijos, mira como justifico mi parte de la riqueza social. Pero este mira esto y lo otro es sólo la cara pública del régimen binario de la institución; también hay un gregario “déjame entrar”, como cuando desde el sur de Europa se recalca un suplicante “nuestro entorno”. La gente rara vez se plantea veleidades ante la perspectiva de la inclusión en un, como se ha llamado, “agenciamiento”. Creo que Dumézil, en su comentario sobre los orígenes indoeuropeos habría dicho: Rey-jurista y el Sacerdote-mago, los dos polos de la soberanía política.
Hoy, mucho del pan de cada día sugiere la teoría de la disonancia cognitiva, donde la divergencia de la realidad con nuestras creencias se las arregla para ajustar nuestra percepción a favor de las segundas. En algún momento todo este aparataje penosamente construido con el que se afirma la soberanía puede esfumarse, se adquirirá velocidad por pérdida y se simplificarán las formas.
Las columnas de sólido mármol en las que descansa la institución, el buen sentido común que nos han dispuesto los ancestros en peldaños (en la escuela nos decían “ahora ya no es como en casa” en el cuartel, lo mismo, y después en el trabajo, lo mismo), llega a ser poco importante, algunas veces ante esta irresistible atracción a cantar una cancioncilla con los demás; la que sea, se irá configurando al momento según el brillo que nos ciega en nuestras relaciones sociales, el sól ideológico que no podemos mirar directamente.
Los padres fundadores, nuestra obligada referencia, inician una perpetua reconstrucción de los elementos que, como se ha dicho, habían quedado dislocados y enterrados. Formulan una incógnita sobre la universalidad que se había proclamado al ritmo de las gloriosas revoluciones. Max weber por ejemplo, constató que además de dinero había un querer ser el más chachi y otro querer que se me haga caso. Por cierto que no sé porqué mis libros de texto no se explican así.
Para las mercancías que deciden darse un soberano , el problema no es que sea, como el Leviathán relativamente benigno de Hobbes, porque en el mercado las mercancias + fuerza de trabajo se relacionan de una forma ya perfecta: la entelequia oferta-demanda, el mercado “autorregulado” (tan caro a las potencias marítimas directrices). El utilitarismo convierte en una contabilidad la manera acerca en que hemos de servirle, sobre como hemos de apostar rituales de cohesión social y aplastar al filósofo y la brillante manifestación de ateísmo político al final de Leviathán puede ser así bastante inofensiva.
Cuando caído el imperio romano los chulos se adueñan de las calles (para definir someramente al feudalismo europeo) quién diría que el comercio mediterráneo se convertiría en intercontinental. Que los rayos misteriosos que el rey Alfonso XI decía que le lanzaban los musulmanes, pudieran llegar a ser usados en la acumulación primaria, pues mucho de la ventaja inicial, que no era muy grande a comienzos del XIX, fue poseer armas de fuego. Pero en un momento determinado la clase directriz y explotadora puede ampararse en la ilusión de que su universalidad flota en la equivalencia económica, se reemplazarán los billetes con cuidado, y al contrario se esperará pacientemente el voto electrónico, a causa de la conciencia ecológica. Sólo tuvieron que disimular, sólo hacer como que debían sus privilegios a la audacia, a la capacidad para la ejecución de los medios técnicos y organizativos; pero cumplieron con una inestimable misión para nosotros, que tenemos que encontrarle un sentido a nuestra parte del pastel, al declarar que contaban con la definitiva elección divina, recibieron con hospitalidad al éxodo rural: póngase usted en mi maquinita, verá que bien lo pasa. (¿Se podría decir que eso fue lo que le faltó a Holanda?).
La soberanía política se establece y se expande hasta que precariamente consigue hacer caso a la “advertencia a la nobleza” que fue a nivel teórico la obra de Carlos Marx y a nivel práctico la victoria bolchevique. Consigue reclamarse del conjunto como reflejo de la equivalencia económica, así como los privilegios “ sine nobiliate” que acompañaron a la expansión europea recogieron su razón de ser en la no-equivalencia y en el establecimiento de un afuera primitivo. No pienses en términos de lucha de clases que viene el monstruo. Privilegios que las naciones otorgan, a su mayor gloria, a una parte de esta, otrora “los pringadillos” de los referidos grupos de chulos medievales.
¿Por qué ese purito definitorio, acerca del sistema económico servil del Medievo? Según se enseña, un mecanismo de defensa en el trabajo es el patetismo de llamarse de hijoputa, comentarle al compañero su polvo de anoche, que le ha dejado seco, por poner un ejemplo. Yo les pediría por contrario a los ilustrados que escribieran libros de ciencia social con bastante más confianza para con esas interdicciones y para con su lector como para ser malcriados y tener un poco de mal genio: no hay ningún problema de colaboración entre la clase obrera y la clase media de “profesionales”, sólo que no se puede esperar más a que la segunda se siga complaciendo en una mejor autopresentación, o en una pedagogía publicitaria que afirma una universalidad del hombre medio universal, o en lo que sea que hay que hacer para ganar un salario . El objeto de nuestra soberanía no puede sino recaer cada vez más en el “en nuestro nombre” de los intereses de los privilegiados y de los ricos.
Ciertamente, la libertad fue real cuando fluyó de la raja de un cajero automático, o de la de una urna; los ordenadores de una cadena asiática de montaje ( cf. Naomy Klein, cuyas obreras de No Logo habrán de hacer decidir a la gerontocracia china) se mueven por la cinta final como un flujo indiferenciado que sólo después de ser embarcados y llevados harto distante se podrán oponer entre ellos como mercancias.
Así como se diría al respecto de la Belle Epoque o de los treinta gloriosos, los atributos de Dios nos hacen reconocer que le cantamos a su nombre. La fuerza de trabajo nace de la ranura de su madre como un flujo de esclavitud, podrá ver los efectos de Hollywood y un mundo infinito saciará siempre nuestra necesidad de materiales, desde el Wolframio al Coltán, extraídos y diseñados tecnológicamente, como el chip del último jugete tecnológico destinado a proporcionar una rápida y pasajera exitación. ¿Cuánto cobre chileno hay en mi ciudad? ¿Cuánto gracias a que asesinaran a Victor Jara?. Creo que la pregunta por la soberanía es bien sencilla: ¿nos interesa? Me refiero a los niños que mueren de hambre cada segundo y estadísticas similares ante las que es oficio indignarse. Decía Tolstoy que podía estar en cualquier lugar donde hubiera sinceridad; así que habría que pensarlo: pros y contras. El escándalo existe para tapar que, tras un sentido pésame, basta con contar con dos dedos de frente para concluir en nuetro fuero interno que si. Al menos desde que se “inventaron” los términos como interés o utilidad. ¿el que han encontrado en Afganistán?
Parece que en América ha habido que hacer de Colombia un estado tipo Israel para asegurar la estabilidad de los negocios en la zona. Por otro lado, los triunfos , matizados , en diversos países sólo de nuestra América de la gente trabajadora, parece conllevar el parón a la revolución africana. Parece que no pueden ser sino nuestra manera, como Trotsky, de no poder impedir que las tesis de Stalin sobre el triunfo de la revolución en un solo país triunfe. A Evo Morales se le propone que aprenda Tamazight, fantaseando un poco. Eso, que le ponga la letra “z” del alfabeto tifinagh a la wipala
En una amplia zona de afroeurasia, el gran interland, se han tenido que desmantelar las instituciones creadas según el neocolonialismo, es necesario aplicar un shock permanente para realizar la política económica. Sus mecanismos internacionales, frutos de la gloriosa recomposición de Europa post-bélica, han encontrado su verdadera naturaleza sólo aplicándose a Europa como nuevo y lúcido plan Marshall: ajuste.
Después del salbataje bancario se siguen enseñando las curvas de la oferta y la demanda como “tipo ideal” y la cláusula ceter paribus, que supone una variable, la maximización del beneficio utilitarista, con un valor positivo constante. Pero a puerta cerrada los del club Bilderberg se introducirán las variables en modelos termodinámicos y caótico-fractales como en un oráculo maquiavélico.
La mercancía-trabajo dirá que no se siente aludida desde su mundo ideal frente a la mercancía-petróleo, pero el Titanic se queda corto con la web cam instalada bajo las gélidas aguas de California, que filma en tiempo real el derrame de crudo entre los restos de la plataforma de BP, el futuro del negro equivocado (era que fuese presidente Mumia Abú Jamal). Respecto al primer puente de acero construido, quién no recuerda el video en el que un puente se empieza a tambalear por un inicial soplo de aire al que se le unen los subsiguientes.
Grieta en el cajero, la grieta electoral. También el recuadro donde se introduce el criterio de búsqueda indica un flujo que busca alguna imagen-movimiento musical y lectiva que se componga con nosotros. La pregunta que nos hacíamos sobre la fundamentación científico-social de nuestra investigación nos sitúa ante un ingenio que nos pide conectar con y seguir a una línea, entre click y click del ratón, que se componga a nivel teórico con esa nuestra exigencia de rigor en el modelo que se adopta.
Lo relevante viene a ser no sólo una pregunta por el objeto de nuestra investigación, porque buscamos lo que hay en la comunicación informática alojada en la www lo mismo que buscamos en la teoría social, una mirada a la sociedad que asuma su propósito de saltar afuera de las determinaciones de clase, según el modelo que se asume. Queremos violentar (acaso violar) a nuestros conceptos, como Deleuze. Nos esforzaremos en que nuestra mirada suponga al concepto de cierto logotipo, de cierta marca de leche, tan importante para nosotros como la palabra hombre impresa en un libro incunable renacentista, no por ser objeto de una empiria acumulable o utilizable como información que ofrece el asesor profesional, sino como objeto de manipulación a nivel práctico y material para el sabotaje simbólico: singularidad corporal que se expresa, sostenida en la expresión y lo expresado
Con un fin tal, y con el escenario geopolítico que se ha descrito, tenemos una curiosidad: buscamos revolución a fecha del año que viene, introducimos ese criterio de búsqueda. ¿Quién no mandaría para chingada a la nación que le parió con tal de estar ahí, cuando las gentes basilando se dan vacaciones de los puerquitos?.
Joven blanquito, digamos agobiado por los requerimientos de sus progenitores en lo referente a una correcta triangulación edípica que le permita integrarse con los demás afortunados y recoger lo que la vida está dispuesta a dar, por decir un ejemplo, baila krump en su habitación según lo ha visto en la película RICE. Desde Durkheim (y mira que me cae mal) y su estudio sobre el suicidio es anticientífico presumir que es un acto individual, que no hay un gran número de desteñidos haciendo lo mismo.
En la red nos podemos documentar acerca de la pintura contemporánea, la danza, el deporte, la ciencia. Stencil art, Krump, parkeur o videos de un zoom fractal. Más de 500 libros de ciencias sociales y de las otras son descargados p2p. Se acumulan el la memoria extraíble a la espera de ser leídos. Se observa que la música, en cambio, ha encontrado la técnica de volverse a hacer practicable, y un mashup o bastard-pop peculiarmente significativo es el que nos hace acordarnos de nuestra época de nirvana recontextualizada con diversas canciones. Aunque pensamos que nuestro modelo nos ha llevado a ello, habría que preguntarse si no hemos sido víctimas del “complejo obsesivo de descubridor” sólo reflejando nuestra idealizada revolución donde nosotros somos la estrella y posiblemente nos cueste desgajarnos de la encerrona “cultura juvenil”, pseudoconcepto donde los haya: el ayuntamiento cederá espacios para esta interesante manifestación alternativa. Ahora se avisa que el ciberespacio se puede estar “deteriorando”, con espacios residenciales y los demás en donde crece la publicidad, el tiempo de registrarse o los constipados informáticos.
Nos preguntamos también a quién o a qué se le puede atribuir, como cancioncilla, y en caso de ser la clase media, sería de una irreconocible, peligrosa para ella misma, en la que tartamudea desde hace demasiado la legitimación por ideología o por incentivos materiales. Desde luego que puede llegar a ser más peligrosos que la oposición organizada en las distintas progresías, así como Descartes y Leibniz parecían relegados a su ámbito filosófico
El modelo nos exige algún tipo de gimnasia; en eso, el hip hop merece el nombre de constructivismo más que la corriente de Pensamiento, pero procede parte extra parte hasta llegar al momento en que la ausencia de estilo es lo mismo que el estilo: letras, baile, música, grafo . La relajación yóguica también procede parte extra parte: primero la piernita izquierda o derecha, después la otra, en ambos casos se pretende que la iteracción salte por encima de ella misma.
Una gran síntesis, mayor que la de Castaneda, se inició con una pop-filosofía desde Deleuze-Guatarri. Una descripción y, por tanto, una invención de la manera en que la ciencia teórica de I.Prigogine se hace partícipe de las posibilidades del microchip y del cálculo computacional que no se deja retratar en la manera en que después habrán acusaciones de exageramiento del léxico estructuralista y al uso de la metáfora científica como “habitus”. G. Deleuze establece una serie de temas que siempre reaparecerán, “Capitalismo y esquizofrenia” es el último libro, el último compendio del ateísmo redactado en el año de referencia según las explicaciones que usan la escalera de Maslow, según la cual las necesidades se adquieren poco a poco hasta las cimas de la postmaterialidad, 1968. Dijo sobre las matemáticas que serían una cosa muy loca si la dejaran hacer, un oscuro propósito si lo comparamos con el dejar hacer como la reivindicación del liberalismo , de que les dejen sacar billetes y tal. Mientras, a falta de teóricos, ya que Deleuze rara vez se ve nombrado en la academia, considerémos seriamente algo a-científico. Cada vez que pienso en la esclavitud pienso en la folía de Corelli para pensar el destino de los guanches: conquistados por los españoles de manera que la esclavitud no pararía un momento de extenderse por Africa, hasta el día de hoy, en esta monarquía columna-de-hércules . El concepto no está contemplado por lo que sé, pero quizás se debe a la poca popularidad de los conceptos que no son de “nuestro entorno”, aunque ya se empiezan a nombrar los actores según otras tipologías con nombres como BRIC ( Brasil, Rusia, India y China) o PIIGE (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España)
Tradicionalmente una sucesión de citas generalmente conocidas entre los especialistas de las universidades, es la forma de presentación de la literatura social, que por contrastable se reclama al nivel de los conocimientos científicos (“duros”) de un momento determinado, acumulativa en investigaciones empíricas y en sus voluminosas conclusiones teóricas. Presupondremos aquí que hemos ido de paseo al futuro y sabemos que el imperio de la letra de molde sobre las ciencias sociales durará lo que tarde un nuevo documento híbrido entre el texto, la imagen y la sonoridad, pero en el presente no acabamos de dar con la manera de actualizar nuestro formato en un revival de los teóricos . Quizás estamos a la espera de un nuevo documentalismo militante.
Escogemos entre los tres autores tenidos por fundadores de la observación del “poliedro social”, a Carlos Marx; y aunque estamos ya demasiado lejos como para pensar que la mayor parte de la realidad se explica desde su bibliografía, la cual conocemos las más de las veces de segunda mano, acordamos que el interés de alguien en la sociedad es inverso al que la sociedad tenga en él, reconocemos la enorme problematicidad de una genealogía tal que Grecia-Italia-Holanda-Inglaterra-EEUU. Sobre todo, el conocimiento objetivo de lo social está condicionado a la participación intencional en la lucha de clases, sólo transformándolo se conoce el objeto; a no ser que esperemos a que una catástrofe “natural” (se incluye aquí la crisis del 2008) nos dé alguna pista sobre qué y quienes le importan a las instancias decisorias. Al respecto, una parte de la problemática, en el paradigma aceptado como inicio de la investigación, que nos aferra en el presente a la forma-libro, posiblemente tenga algo de pretender que el mundo se adecúe a nuestra índole, o sea partícipe de la limitación a la circulación de textos que se ejerce desde la universidad. El documento puede ser hibrido, “entre”, creo que se puede decir “fractal”, y envalentonándome, “turbulento”, que acompañe al flujo como una presencia espantosa que se alimenta de sus propios vectores; pero no me refiero por ejemplo a lo que puede ser un power point, sino que tiene que convulsionar el pecho como Tigh Eyez, y reunir para ello suficiente necesidad y composición, alguien que quiera conocer el estilo de baile llamado Krump. Y no sólo desde una óptica “comprensiva”. Perdón, he dicho “como”, y sobre todo no es “como”, primera regla del devenir: quizás más Tigh Eyez que él mismo. Sólo usándola se conoce la herramienta.
No habría que subestimar en la historia de la ciencia social lo fundacional que ha sido para ella la necesidad de comunicar el trabajo en el sentido social, objetivado en un texto, que ha devenido con nuestro plano cotidiano: ¡ mira que libro he encontrado ! . Podemos encontrar, por ejemplo, en el tradicional intelectual marxista una pasión de higiene desmitificadora que quisiera escapar a su determinación como esfuerzo y disciplina individual. Todas las instituciones tienen algo de esto, además de reprimir y permitir al mismo tiempo una tendencia, como la avidez en la propiedad o el sexo en el matrimonio. Miren como he llegado a criar a mis hijos, mira como justifico mi parte de la riqueza social. Pero este mira esto y lo otro es sólo la cara pública del régimen binario de la institución; también hay un gregario “déjame entrar”, como cuando desde el sur de Europa se recalca un suplicante “nuestro entorno”. La gente rara vez se plantea veleidades ante la perspectiva de la inclusión en un, como se ha llamado, “agenciamiento”. Creo que Dumézil, en su comentario sobre los orígenes indoeuropeos habría dicho: Rey-jurista y el Sacerdote-mago, los dos polos de la soberanía política.
Hoy, mucho del pan de cada día sugiere la teoría de la disonancia cognitiva, donde la divergencia de la realidad con nuestras creencias se las arregla para ajustar nuestra percepción a favor de las segundas. En algún momento todo este aparataje penosamente construido con el que se afirma la soberanía puede esfumarse, se adquirirá velocidad por pérdida y se simplificarán las formas.
Las columnas de sólido mármol en las que descansa la institución, el buen sentido común que nos han dispuesto los ancestros en peldaños (en la escuela nos decían “ahora ya no es como en casa” en el cuartel, lo mismo, y después en el trabajo, lo mismo), llega a ser poco importante, algunas veces ante esta irresistible atracción a cantar una cancioncilla con los demás; la que sea, se irá configurando al momento según el brillo que nos ciega en nuestras relaciones sociales, el sól ideológico que no podemos mirar directamente.
Los padres fundadores, nuestra obligada referencia, inician una perpetua reconstrucción de los elementos que, como se ha dicho, habían quedado dislocados y enterrados. Formulan una incógnita sobre la universalidad que se había proclamado al ritmo de las gloriosas revoluciones. Max weber por ejemplo, constató que además de dinero había un querer ser el más chachi y otro querer que se me haga caso. Por cierto que no sé porqué mis libros de texto no se explican así.
Para las mercancías que deciden darse un soberano , el problema no es que sea, como el Leviathán relativamente benigno de Hobbes, porque en el mercado las mercancias + fuerza de trabajo se relacionan de una forma ya perfecta: la entelequia oferta-demanda, el mercado “autorregulado” (tan caro a las potencias marítimas directrices). El utilitarismo convierte en una contabilidad la manera acerca en que hemos de servirle, sobre como hemos de apostar rituales de cohesión social y aplastar al filósofo y la brillante manifestación de ateísmo político al final de Leviathán puede ser así bastante inofensiva.
Cuando caído el imperio romano los chulos se adueñan de las calles (para definir someramente al feudalismo europeo) quién diría que el comercio mediterráneo se convertiría en intercontinental. Que los rayos misteriosos que el rey Alfonso XI decía que le lanzaban los musulmanes, pudieran llegar a ser usados en la acumulación primaria, pues mucho de la ventaja inicial, que no era muy grande a comienzos del XIX, fue poseer armas de fuego. Pero en un momento determinado la clase directriz y explotadora puede ampararse en la ilusión de que su universalidad flota en la equivalencia económica, se reemplazarán los billetes con cuidado, y al contrario se esperará pacientemente el voto electrónico, a causa de la conciencia ecológica. Sólo tuvieron que disimular, sólo hacer como que debían sus privilegios a la audacia, a la capacidad para la ejecución de los medios técnicos y organizativos; pero cumplieron con una inestimable misión para nosotros, que tenemos que encontrarle un sentido a nuestra parte del pastel, al declarar que contaban con la definitiva elección divina, recibieron con hospitalidad al éxodo rural: póngase usted en mi maquinita, verá que bien lo pasa. (¿Se podría decir que eso fue lo que le faltó a Holanda?).
La soberanía política se establece y se expande hasta que precariamente consigue hacer caso a la “advertencia a la nobleza” que fue a nivel teórico la obra de Carlos Marx y a nivel práctico la victoria bolchevique. Consigue reclamarse del conjunto como reflejo de la equivalencia económica, así como los privilegios “ sine nobiliate” que acompañaron a la expansión europea recogieron su razón de ser en la no-equivalencia y en el establecimiento de un afuera primitivo. No pienses en términos de lucha de clases que viene el monstruo. Privilegios que las naciones otorgan, a su mayor gloria, a una parte de esta, otrora “los pringadillos” de los referidos grupos de chulos medievales.
¿Por qué ese purito definitorio, acerca del sistema económico servil del Medievo? Según se enseña, un mecanismo de defensa en el trabajo es el patetismo de llamarse de hijoputa, comentarle al compañero su polvo de anoche, que le ha dejado seco, por poner un ejemplo. Yo les pediría por contrario a los ilustrados que escribieran libros de ciencia social con bastante más confianza para con esas interdicciones y para con su lector como para ser malcriados y tener un poco de mal genio: no hay ningún problema de colaboración entre la clase obrera y la clase media de “profesionales”, sólo que no se puede esperar más a que la segunda se siga complaciendo en una mejor autopresentación, o en una pedagogía publicitaria que afirma una universalidad del hombre medio universal, o en lo que sea que hay que hacer para ganar un salario . El objeto de nuestra soberanía no puede sino recaer cada vez más en el “en nuestro nombre” de los intereses de los privilegiados y de los ricos.
Ciertamente, la libertad fue real cuando fluyó de la raja de un cajero automático, o de la de una urna; los ordenadores de una cadena asiática de montaje ( cf. Naomy Klein, cuyas obreras de No Logo habrán de hacer decidir a la gerontocracia china) se mueven por la cinta final como un flujo indiferenciado que sólo después de ser embarcados y llevados harto distante se podrán oponer entre ellos como mercancias.
Así como se diría al respecto de la Belle Epoque o de los treinta gloriosos, los atributos de Dios nos hacen reconocer que le cantamos a su nombre. La fuerza de trabajo nace de la ranura de su madre como un flujo de esclavitud, podrá ver los efectos de Hollywood y un mundo infinito saciará siempre nuestra necesidad de materiales, desde el Wolframio al Coltán, extraídos y diseñados tecnológicamente, como el chip del último jugete tecnológico destinado a proporcionar una rápida y pasajera exitación. ¿Cuánto cobre chileno hay en mi ciudad? ¿Cuánto gracias a que asesinaran a Victor Jara?. Creo que la pregunta por la soberanía es bien sencilla: ¿nos interesa? Me refiero a los niños que mueren de hambre cada segundo y estadísticas similares ante las que es oficio indignarse. Decía Tolstoy que podía estar en cualquier lugar donde hubiera sinceridad; así que habría que pensarlo: pros y contras. El escándalo existe para tapar que, tras un sentido pésame, basta con contar con dos dedos de frente para concluir en nuetro fuero interno que si. Al menos desde que se “inventaron” los términos como interés o utilidad. ¿el que han encontrado en Afganistán?
Parece que en América ha habido que hacer de Colombia un estado tipo Israel para asegurar la estabilidad de los negocios en la zona. Por otro lado, los triunfos , matizados , en diversos países sólo de nuestra América de la gente trabajadora, parece conllevar el parón a la revolución africana. Parece que no pueden ser sino nuestra manera, como Trotsky, de no poder impedir que las tesis de Stalin sobre el triunfo de la revolución en un solo país triunfe. A Evo Morales se le propone que aprenda Tamazight, fantaseando un poco. Eso, que le ponga la letra “z” del alfabeto tifinagh a la wipala
En una amplia zona de afroeurasia, el gran interland, se han tenido que desmantelar las instituciones creadas según el neocolonialismo, es necesario aplicar un shock permanente para realizar la política económica. Sus mecanismos internacionales, frutos de la gloriosa recomposición de Europa post-bélica, han encontrado su verdadera naturaleza sólo aplicándose a Europa como nuevo y lúcido plan Marshall: ajuste.
Después del salbataje bancario se siguen enseñando las curvas de la oferta y la demanda como “tipo ideal” y la cláusula ceter paribus, que supone una variable, la maximización del beneficio utilitarista, con un valor positivo constante. Pero a puerta cerrada los del club Bilderberg se introducirán las variables en modelos termodinámicos y caótico-fractales como en un oráculo maquiavélico.
La mercancía-trabajo dirá que no se siente aludida desde su mundo ideal frente a la mercancía-petróleo, pero el Titanic se queda corto con la web cam instalada bajo las gélidas aguas de California, que filma en tiempo real el derrame de crudo entre los restos de la plataforma de BP, el futuro del negro equivocado (era que fuese presidente Mumia Abú Jamal). Respecto al primer puente de acero construido, quién no recuerda el video en el que un puente se empieza a tambalear por un inicial soplo de aire al que se le unen los subsiguientes.
Grieta en el cajero, la grieta electoral. También el recuadro donde se introduce el criterio de búsqueda indica un flujo que busca alguna imagen-movimiento musical y lectiva que se componga con nosotros. La pregunta que nos hacíamos sobre la fundamentación científico-social de nuestra investigación nos sitúa ante un ingenio que nos pide conectar con y seguir a una línea, entre click y click del ratón, que se componga a nivel teórico con esa nuestra exigencia de rigor en el modelo que se adopta.
Lo relevante viene a ser no sólo una pregunta por el objeto de nuestra investigación, porque buscamos lo que hay en la comunicación informática alojada en la www lo mismo que buscamos en la teoría social, una mirada a la sociedad que asuma su propósito de saltar afuera de las determinaciones de clase, según el modelo que se asume. Queremos violentar (acaso violar) a nuestros conceptos, como Deleuze. Nos esforzaremos en que nuestra mirada suponga al concepto de cierto logotipo, de cierta marca de leche, tan importante para nosotros como la palabra hombre impresa en un libro incunable renacentista, no por ser objeto de una empiria acumulable o utilizable como información que ofrece el asesor profesional, sino como objeto de manipulación a nivel práctico y material para el sabotaje simbólico: singularidad corporal que se expresa, sostenida en la expresión y lo expresado
Con un fin tal, y con el escenario geopolítico que se ha descrito, tenemos una curiosidad: buscamos revolución a fecha del año que viene, introducimos ese criterio de búsqueda. ¿Quién no mandaría para chingada a la nación que le parió con tal de estar ahí, cuando las gentes basilando se dan vacaciones de los puerquitos?.
Joven blanquito, digamos agobiado por los requerimientos de sus progenitores en lo referente a una correcta triangulación edípica que le permita integrarse con los demás afortunados y recoger lo que la vida está dispuesta a dar, por decir un ejemplo, baila krump en su habitación según lo ha visto en la película RICE. Desde Durkheim (y mira que me cae mal) y su estudio sobre el suicidio es anticientífico presumir que es un acto individual, que no hay un gran número de desteñidos haciendo lo mismo.
En la red nos podemos documentar acerca de la pintura contemporánea, la danza, el deporte, la ciencia. Stencil art, Krump, parkeur o videos de un zoom fractal. Más de 500 libros de ciencias sociales y de las otras son descargados p2p. Se acumulan el la memoria extraíble a la espera de ser leídos. Se observa que la música, en cambio, ha encontrado la técnica de volverse a hacer practicable, y un mashup o bastard-pop peculiarmente significativo es el que nos hace acordarnos de nuestra época de nirvana recontextualizada con diversas canciones. Aunque pensamos que nuestro modelo nos ha llevado a ello, habría que preguntarse si no hemos sido víctimas del “complejo obsesivo de descubridor” sólo reflejando nuestra idealizada revolución donde nosotros somos la estrella y posiblemente nos cueste desgajarnos de la encerrona “cultura juvenil”, pseudoconcepto donde los haya: el ayuntamiento cederá espacios para esta interesante manifestación alternativa. Ahora se avisa que el ciberespacio se puede estar “deteriorando”, con espacios residenciales y los demás en donde crece la publicidad, el tiempo de registrarse o los constipados informáticos.
Nos preguntamos también a quién o a qué se le puede atribuir, como cancioncilla, y en caso de ser la clase media, sería de una irreconocible, peligrosa para ella misma, en la que tartamudea desde hace demasiado la legitimación por ideología o por incentivos materiales. Desde luego que puede llegar a ser más peligrosos que la oposición organizada en las distintas progresías, así como Descartes y Leibniz parecían relegados a su ámbito filosófico
El modelo nos exige algún tipo de gimnasia; en eso, el hip hop merece el nombre de constructivismo más que la corriente de Pensamiento, pero procede parte extra parte hasta llegar al momento en que la ausencia de estilo es lo mismo que el estilo: letras, baile, música, grafo . La relajación yóguica también procede parte extra parte: primero la piernita izquierda o derecha, después la otra, en ambos casos se pretende que la iteracción salte por encima de ella misma.
Una gran síntesis, mayor que la de Castaneda, se inició con una pop-filosofía desde Deleuze-Guatarri. Una descripción y, por tanto, una invención de la manera en que la ciencia teórica de I.Prigogine se hace partícipe de las posibilidades del microchip y del cálculo computacional que no se deja retratar en la manera en que después habrán acusaciones de exageramiento del léxico estructuralista y al uso de la metáfora científica como “habitus”. G. Deleuze establece una serie de temas que siempre reaparecerán, “Capitalismo y esquizofrenia” es el último libro, el último compendio del ateísmo redactado en el año de referencia según las explicaciones que usan la escalera de Maslow, según la cual las necesidades se adquieren poco a poco hasta las cimas de la postmaterialidad, 1968. Dijo sobre las matemáticas que serían una cosa muy loca si la dejaran hacer, un oscuro propósito si lo comparamos con el dejar hacer como la reivindicación del liberalismo , de que les dejen sacar billetes y tal. Mientras, a falta de teóricos, ya que Deleuze rara vez se ve nombrado en la academia, considerémos seriamente algo a-científico. Cada vez que pienso en la esclavitud pienso en la folía de Corelli para pensar el destino de los guanches: conquistados por los españoles de manera que la esclavitud no pararía un momento de extenderse por Africa, hasta el día de hoy, en esta monarquía columna-de-hércules . El concepto no está contemplado por lo que sé, pero quizás se debe a la poca popularidad de los conceptos que no son de “nuestro entorno”, aunque ya se empiezan a nombrar los actores según otras tipologías con nombres como BRIC ( Brasil, Rusia, India y China) o PIIGE (Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España)