Post by HBF on Sept 16, 2010 18:09:21 GMT -3
Crítica de libros / Ensayo
El campo de la cultura
Sábado 29 de mayo de 2010 | Publicado en edición impresa
El sentido social del gusto
Por Pierre Bourdieu
SIGLO XXI
TRAD.: Alicia B. Gutiérrez
282 Páginas
$ 58
Entre los aportes teóricos y analíticos más relevantes de Pierre Bourdieu figuran sus multicitadas nociones de campo y de habitus , una forma de mirar la realidad social y, a la vez, de abordarla empíricamente que él aplicó en particular al estudio de la producción y el consumo de bienes simbólicos.
El sentido social del gusto es una colección de ensayos, entrevistas e intervenciones públicas de Bourdieu, realizadas entre 1954 y 1999, que en conjunto reconstruyen para el lector el modo en que el sociólogo francés, fallecido en 2002, usó estos conceptos para el mundo del arte, la producción intelectual y científica, en un enfoque que transita por la creación estética, el mercado, los medios de comunicación y los conceptos de ortodoxia, herejía y vanguardia.
Su tesis de base es la existencia de un campo artístico autónomo, formado por un sistema de relaciones en el que las posiciones (artistas, obras, públicos, editores, marchands , críticos, instituciones, expertos, periodistas) están determinadas por las relaciones de fuerzas que las unen y las oponen entre sí y con agentes de otros campos. Sostiene, en esta línea, que el consumo cultural es producto de la educación y del origen social. "El arte y el consumo artístico están llamados a cumplir, se quiera o no, se sepa o no, una función social de legitimación de las diferencias sociales", postula Bourdieu.
En otras palabras, la obra de arte es un producto colectivo e histórico, y sus condiciones de producción influyen tanto como sus particularidades estéticas para el abordaje sociológico. Bourdieu lo prueba incluso con referencias a la historia de la pintura, que considera una puerta de entrada precisa para analizar la autonomización del campo artístico.
Una primera versión del libro se publicó en la Argentina en 2003, por el sello Aurelia Rivera. Siglo XXI actualiza y renueva la edición, con un primer capítulo escrito por la traductora Alicia B. Gutiérrez, en el que se aclara que los once textos y el itinerario de su lectura fueron sugeridos por Bourdieu. Nueve de ellos son de su autoría y dos se produjeron en colaboración: uno fue escrito con Marie-Claire Bourdieu y el otro es un diálogo rico y polémico sobre la lectura con Roger Chartier.
La extensión, propósito y profundidad de los textos varía. Los hay teóricos y complejos -"Sociología de la percepción estética", "El mercado de los bienes simbólicos"-, transcripciones de conferencias y reflexiones más breves, donde la prosa habitualmente abigarrada de Bourdieu se aliviana sin perder profundidad.
Los hay basados en indagaciones empíricas -sobre el público de los museos, la ubicación geográfica de teatros y galerías de arte, las críticas publicadas en diarios- y otros puramente teóricos, como el análisis actualísimo del mercado del arte, cuyo funcionamiento, dice el autor, se basa en la negación de las prácticas económicas, la represión de "todas las manifestaciones directas de interés personal" y la transformación del capital económico en autoridad y prestigio.
Los textos resultan atractivos tanto para el conocedor del sociólogo -que puede releer como clásicos los orígenes de sus conceptos centrales- como para quien se acerca por primera vez a su producción, porque ambos pueden encontrar un atajo a las preocupaciones centrales que recorren toda la obra del autor. En efecto, en los textos aparecen, más desarrolladas o sólo sugeridas, referencias al papel de los intelectuales, comentarios metodológicos, la mirada siempre ácida y desconfiada sobre los periodistas, alusiones a las veleidades de la academia, la necesidad de la reflexividad del investigador sobre el campo que estudia y su personal defensa de la sociología. Según afirma el autor, su ciencia "puede ser una de las armas más eficaces para defender el arte, no solamente el arte ya hecho, canonizado, vuelto museo, sino el arte que está haciéndose, la búsqueda artística más asombrosa, la más audaz".
Muchos temas resuenan para el lector contemporáneo: el papel de la crítica en la construcción de la obra; el arte revolucionario que busca menos extender los límites del campo que mantener a sus integrantes dentro de él; las editoriales de producción masiva, económicamente exitosas, y las descubridoras de verdaderos talentos, que se sostienen en tiradas pequeñas.
Herencia de su formación etnográfica, Bourdieu está siempre atento a su posición frente al objeto de estudio, y varios pasajes no pueden leerse sino en esa clave. "El poder específico del intelectual es el poder simbólico, ese poder de actuar sobre las estructuras mentales y, a través de ellas, sobre las estructuras sociales." Todo un programa político para su ciencia.
© LA NACION
www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1267479
El campo de la cultura
Sábado 29 de mayo de 2010 | Publicado en edición impresa
El sentido social del gusto
Por Pierre Bourdieu
SIGLO XXI
TRAD.: Alicia B. Gutiérrez
282 Páginas
$ 58
Entre los aportes teóricos y analíticos más relevantes de Pierre Bourdieu figuran sus multicitadas nociones de campo y de habitus , una forma de mirar la realidad social y, a la vez, de abordarla empíricamente que él aplicó en particular al estudio de la producción y el consumo de bienes simbólicos.
El sentido social del gusto es una colección de ensayos, entrevistas e intervenciones públicas de Bourdieu, realizadas entre 1954 y 1999, que en conjunto reconstruyen para el lector el modo en que el sociólogo francés, fallecido en 2002, usó estos conceptos para el mundo del arte, la producción intelectual y científica, en un enfoque que transita por la creación estética, el mercado, los medios de comunicación y los conceptos de ortodoxia, herejía y vanguardia.
Su tesis de base es la existencia de un campo artístico autónomo, formado por un sistema de relaciones en el que las posiciones (artistas, obras, públicos, editores, marchands , críticos, instituciones, expertos, periodistas) están determinadas por las relaciones de fuerzas que las unen y las oponen entre sí y con agentes de otros campos. Sostiene, en esta línea, que el consumo cultural es producto de la educación y del origen social. "El arte y el consumo artístico están llamados a cumplir, se quiera o no, se sepa o no, una función social de legitimación de las diferencias sociales", postula Bourdieu.
En otras palabras, la obra de arte es un producto colectivo e histórico, y sus condiciones de producción influyen tanto como sus particularidades estéticas para el abordaje sociológico. Bourdieu lo prueba incluso con referencias a la historia de la pintura, que considera una puerta de entrada precisa para analizar la autonomización del campo artístico.
Una primera versión del libro se publicó en la Argentina en 2003, por el sello Aurelia Rivera. Siglo XXI actualiza y renueva la edición, con un primer capítulo escrito por la traductora Alicia B. Gutiérrez, en el que se aclara que los once textos y el itinerario de su lectura fueron sugeridos por Bourdieu. Nueve de ellos son de su autoría y dos se produjeron en colaboración: uno fue escrito con Marie-Claire Bourdieu y el otro es un diálogo rico y polémico sobre la lectura con Roger Chartier.
La extensión, propósito y profundidad de los textos varía. Los hay teóricos y complejos -"Sociología de la percepción estética", "El mercado de los bienes simbólicos"-, transcripciones de conferencias y reflexiones más breves, donde la prosa habitualmente abigarrada de Bourdieu se aliviana sin perder profundidad.
Los hay basados en indagaciones empíricas -sobre el público de los museos, la ubicación geográfica de teatros y galerías de arte, las críticas publicadas en diarios- y otros puramente teóricos, como el análisis actualísimo del mercado del arte, cuyo funcionamiento, dice el autor, se basa en la negación de las prácticas económicas, la represión de "todas las manifestaciones directas de interés personal" y la transformación del capital económico en autoridad y prestigio.
Los textos resultan atractivos tanto para el conocedor del sociólogo -que puede releer como clásicos los orígenes de sus conceptos centrales- como para quien se acerca por primera vez a su producción, porque ambos pueden encontrar un atajo a las preocupaciones centrales que recorren toda la obra del autor. En efecto, en los textos aparecen, más desarrolladas o sólo sugeridas, referencias al papel de los intelectuales, comentarios metodológicos, la mirada siempre ácida y desconfiada sobre los periodistas, alusiones a las veleidades de la academia, la necesidad de la reflexividad del investigador sobre el campo que estudia y su personal defensa de la sociología. Según afirma el autor, su ciencia "puede ser una de las armas más eficaces para defender el arte, no solamente el arte ya hecho, canonizado, vuelto museo, sino el arte que está haciéndose, la búsqueda artística más asombrosa, la más audaz".
Muchos temas resuenan para el lector contemporáneo: el papel de la crítica en la construcción de la obra; el arte revolucionario que busca menos extender los límites del campo que mantener a sus integrantes dentro de él; las editoriales de producción masiva, económicamente exitosas, y las descubridoras de verdaderos talentos, que se sostienen en tiradas pequeñas.
Herencia de su formación etnográfica, Bourdieu está siempre atento a su posición frente al objeto de estudio, y varios pasajes no pueden leerse sino en esa clave. "El poder específico del intelectual es el poder simbólico, ese poder de actuar sobre las estructuras mentales y, a través de ellas, sobre las estructuras sociales." Todo un programa político para su ciencia.
© LA NACION
www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1267479