Post by HBF on Jul 27, 2009 9:45:11 GMT -3
SOCIEDAD
Vivir con miedo
GRIPE A, INSEGURIDAD, CRISIS ECONOMICA SON ALGUNOS DE LOS TEMORES COTIDIANOS. COMO ENFRENTARLOS.
Mónica Soraci. ESPECIAL PARA MUJER
Sin pretender lanzar una frase alarmista, la realidad indica que los argentinos viven con miedo. Miedo a contagiarse la Gripe A; a perder el trabajo; a no poder pagar el colegio o la prepaga. A salir de la casa; a retirar dinero del cajero. Una tajante realidad, lejos de la frase de que el miedo es sólo una sensación. La pregunta es ¿se ha instalado en la sociedad la cultura del miedo?
En tiempos de crispación, el temor aparece como una situación recurrente en la sociedad argentina. "Se construyó a través de la historia y el momento de mayor miedo fue durante el Proceso. Con el gobierno de Alfonsín se diluyó, pero aparecieron otro ligados a la hiperinflación -resume Jorge Jenkin, sociólogo, profesor de Teoría Sociológica de la Universidad de Buenos Aires-. El Estado tiene que construir la seguridad, y con el miedo, un elemento fundante para construir el terror, se inhibe la acción de la sociedad a través de la política. En este país, con tan poca previsibilidad, la gente está angustiada porque no sabe qué va a acontecer y se refugia en el dólar o en las propiedades, si puede. Hay una gran cuota de incertidumbre, sin un referente claro y con cierto trasvestismo social".
Según Jenkin, el miedo afecta el lazo social y el modo con que uno se relaciona con las otras personas. "Cercena la voluntad y el deseo, paraliza. En vez de ser sujetos pensantes, con el temor pasamos a ser estatuas pensantes que vemos el mundo a través de una ventana".
Hay distintos temores circulando. Laura Torres tiene miedo. Lo siente y hasta lo sueña. Vive con su marido y su hijo de 10 años; la pareja trabaja todo el día, el chico va al colegio y el departamento queda vacío. "El jueves la encargada me contó que vio a un hombre mirando con insistencia hacia la terraza del edificio, como si estuviese 'estudiando' algo. A la noche soñé que un tipo entraba en mi casa y me desperté con una angustia terrible y no pude volver a dormir". El miedo de Laura no es aislado. Karina tiene 42 años, está divorciada y su local de ropa atraviesa serios problemas. "Lo abrí hace dos años, invertí todos mis ahorros con la esperanza de mejorar mis ingresos, pero las ventas bajaron mucho y no alcanzo a cubrir los gastos. Tengo miedo, no duermo bien; a veces tengo palpitaciones". Los temores, las ansiedades y la angustia, forman parte de la vida, pero "la vivencia del miedo puede ser tan intensa que llega a producir crisis de pánico como respuesta a situaciones traumáticas externas, como un robo, miedo a las enfermedades, pérdida de trabajo, -explica la licenciada Mónica Cruppi, psicoanalista, especialista en Psicología Social, miembro de Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)-. Cuando el temor se agudiza impide una reflexión normal y hasta puede llegar a paralizar".
Todos al diván
No todas las personas sienten y viven los miedos de la misma manera. Según Cruppi, "hay quienes pueden discriminar y reflexionar, conocen los peligros y toman recaudos". Algunos viven, según los especialistas, "tan preocupados y estresados que se ven afectadas su vida laboral, afectiva o sexual. Y otros se sienten psíquica o físicamente mal y no saben que lo que subyace es el miedo".
Los signos que se presentan frente al miedo pueden ser diversos: desde un mal presagio; inquietud; agobio; vivencias de amenaza. Ataque y/o fuga; temores difusos; inseguridad; sensación de vacío; disminución de la atención; tristeza... "La persona puede llegar a una parálisis frente a los actos, transformándose en pánico, algo que resta calidad de vida -agrega Cruppi-. Impide el desarrollo de sus tareas, limita su conducta, se aísla, deja de frecuentar amistades y se enferma".
Según la doctora Liliana Novaro, médica psiquiatra y psicoanalista, miembro de APA, "el miedo cambia el comportamiento ya que ante determinadas circunstancias la persona suele dar lugar a conductas evitativas que, según la intensidad, provocan limitaciones de distinto grado en lo cotidiano".
En estos tiempos, los consultorios de psicólogos y psicoanalistas están más concurridos. "La gente consulta más en épocas adversas, como la actual de crisis global y nacional -admite Novaro-. No sólo miedo es lo que se manifiesta, sino angustia, que también afecta el devenir cotidiano". Cruppi coincide: "La gente está angustiada, con trastornos psicosomáticos por insomnio y depresión. Y cuando investigamos, vemos que detrás está el miedo. El temor más común hoy es hacia lo desconocido, al porvenir que genera mucha incertidumbre". El sociólogo Jenkin brinda un dato. "La sociedad argentina es la que toma mayor cantidad de ansiolíticos, y el éxito del psicoanálisis también tiene que ver con eso. Esta sociedad genera miedo".
De todo se sale, reza el dicho popular. Y algo de cierto ha de tener. Una parte de la solución está en nuestras manos. "Ser conciente de los miedos ayuda mucho y puede generar cambios", dice Novaro. Y Cruppi agrega: "del miedo se sale con el razonamiento y la verificación con la realidad".
Una encuesta de D'Alessio Irol enumera que las cinco principales preocupaciones de los argentinos son la Gripe A y el dengue; la inseguridad; las drogas; el desequilibrio entre ingresos y gastos; y el impacto de la crisis internacional sobre la economía local. Sin embargo, arroja un resultado alentador para el mundo íntimo. "El retorno a los afectos. El 76 por ciento de los entrevistados indicó que sus proyectos se orientan a estar más en familia y con afectos cercanos. Las reuniones en casa de amigos son una actividad que realiza el 63 por ciento. Y se nota un incremento en los últimos tres meses", revela la socióloga Nora D'Alessio.
De las crisis se sale, siempre. Si somos conscientes de eso, tal vez evitemos sentir un miedo que nos paralice. Y sigamos para adelante.
www.clarin.com/suplementos/mujer/2009/07/04/m-01951373.htm
Vivir con miedo
GRIPE A, INSEGURIDAD, CRISIS ECONOMICA SON ALGUNOS DE LOS TEMORES COTIDIANOS. COMO ENFRENTARLOS.
Mónica Soraci. ESPECIAL PARA MUJER
Sin pretender lanzar una frase alarmista, la realidad indica que los argentinos viven con miedo. Miedo a contagiarse la Gripe A; a perder el trabajo; a no poder pagar el colegio o la prepaga. A salir de la casa; a retirar dinero del cajero. Una tajante realidad, lejos de la frase de que el miedo es sólo una sensación. La pregunta es ¿se ha instalado en la sociedad la cultura del miedo?
En tiempos de crispación, el temor aparece como una situación recurrente en la sociedad argentina. "Se construyó a través de la historia y el momento de mayor miedo fue durante el Proceso. Con el gobierno de Alfonsín se diluyó, pero aparecieron otro ligados a la hiperinflación -resume Jorge Jenkin, sociólogo, profesor de Teoría Sociológica de la Universidad de Buenos Aires-. El Estado tiene que construir la seguridad, y con el miedo, un elemento fundante para construir el terror, se inhibe la acción de la sociedad a través de la política. En este país, con tan poca previsibilidad, la gente está angustiada porque no sabe qué va a acontecer y se refugia en el dólar o en las propiedades, si puede. Hay una gran cuota de incertidumbre, sin un referente claro y con cierto trasvestismo social".
Según Jenkin, el miedo afecta el lazo social y el modo con que uno se relaciona con las otras personas. "Cercena la voluntad y el deseo, paraliza. En vez de ser sujetos pensantes, con el temor pasamos a ser estatuas pensantes que vemos el mundo a través de una ventana".
Hay distintos temores circulando. Laura Torres tiene miedo. Lo siente y hasta lo sueña. Vive con su marido y su hijo de 10 años; la pareja trabaja todo el día, el chico va al colegio y el departamento queda vacío. "El jueves la encargada me contó que vio a un hombre mirando con insistencia hacia la terraza del edificio, como si estuviese 'estudiando' algo. A la noche soñé que un tipo entraba en mi casa y me desperté con una angustia terrible y no pude volver a dormir". El miedo de Laura no es aislado. Karina tiene 42 años, está divorciada y su local de ropa atraviesa serios problemas. "Lo abrí hace dos años, invertí todos mis ahorros con la esperanza de mejorar mis ingresos, pero las ventas bajaron mucho y no alcanzo a cubrir los gastos. Tengo miedo, no duermo bien; a veces tengo palpitaciones". Los temores, las ansiedades y la angustia, forman parte de la vida, pero "la vivencia del miedo puede ser tan intensa que llega a producir crisis de pánico como respuesta a situaciones traumáticas externas, como un robo, miedo a las enfermedades, pérdida de trabajo, -explica la licenciada Mónica Cruppi, psicoanalista, especialista en Psicología Social, miembro de Asociación Psicoanalítica Argentina (APA)-. Cuando el temor se agudiza impide una reflexión normal y hasta puede llegar a paralizar".
Todos al diván
No todas las personas sienten y viven los miedos de la misma manera. Según Cruppi, "hay quienes pueden discriminar y reflexionar, conocen los peligros y toman recaudos". Algunos viven, según los especialistas, "tan preocupados y estresados que se ven afectadas su vida laboral, afectiva o sexual. Y otros se sienten psíquica o físicamente mal y no saben que lo que subyace es el miedo".
Los signos que se presentan frente al miedo pueden ser diversos: desde un mal presagio; inquietud; agobio; vivencias de amenaza. Ataque y/o fuga; temores difusos; inseguridad; sensación de vacío; disminución de la atención; tristeza... "La persona puede llegar a una parálisis frente a los actos, transformándose en pánico, algo que resta calidad de vida -agrega Cruppi-. Impide el desarrollo de sus tareas, limita su conducta, se aísla, deja de frecuentar amistades y se enferma".
Según la doctora Liliana Novaro, médica psiquiatra y psicoanalista, miembro de APA, "el miedo cambia el comportamiento ya que ante determinadas circunstancias la persona suele dar lugar a conductas evitativas que, según la intensidad, provocan limitaciones de distinto grado en lo cotidiano".
En estos tiempos, los consultorios de psicólogos y psicoanalistas están más concurridos. "La gente consulta más en épocas adversas, como la actual de crisis global y nacional -admite Novaro-. No sólo miedo es lo que se manifiesta, sino angustia, que también afecta el devenir cotidiano". Cruppi coincide: "La gente está angustiada, con trastornos psicosomáticos por insomnio y depresión. Y cuando investigamos, vemos que detrás está el miedo. El temor más común hoy es hacia lo desconocido, al porvenir que genera mucha incertidumbre". El sociólogo Jenkin brinda un dato. "La sociedad argentina es la que toma mayor cantidad de ansiolíticos, y el éxito del psicoanálisis también tiene que ver con eso. Esta sociedad genera miedo".
De todo se sale, reza el dicho popular. Y algo de cierto ha de tener. Una parte de la solución está en nuestras manos. "Ser conciente de los miedos ayuda mucho y puede generar cambios", dice Novaro. Y Cruppi agrega: "del miedo se sale con el razonamiento y la verificación con la realidad".
Una encuesta de D'Alessio Irol enumera que las cinco principales preocupaciones de los argentinos son la Gripe A y el dengue; la inseguridad; las drogas; el desequilibrio entre ingresos y gastos; y el impacto de la crisis internacional sobre la economía local. Sin embargo, arroja un resultado alentador para el mundo íntimo. "El retorno a los afectos. El 76 por ciento de los entrevistados indicó que sus proyectos se orientan a estar más en familia y con afectos cercanos. Las reuniones en casa de amigos son una actividad que realiza el 63 por ciento. Y se nota un incremento en los últimos tres meses", revela la socióloga Nora D'Alessio.
De las crisis se sale, siempre. Si somos conscientes de eso, tal vez evitemos sentir un miedo que nos paralice. Y sigamos para adelante.
www.clarin.com/suplementos/mujer/2009/07/04/m-01951373.htm